LAS NIÑAS ZOMBI: identidad, abismo y memoria

España, Reseñas

Tiago P. Barrachina (Director y dramaturgo) / 28 de octubre de 2023

Es una oda a los monstruos y a la memoria, a la marea de no-muertos que hoy caminan por las calles, una oda a los abuelos y a los nietos de ahora, una oda a mi generación –si me lo permitís– y una oda a la memoria. De entre las tinieblas del teatro surge una figura humana, el creador, Celso Giménez, contextualizando la situación teatral, el aquí y el ahora del momento de la función. Son justamente esas palabras las que despiertan una sarta de preguntas en el espectador al cual, incluyéndose en esa masa de rostros que contemplan, el autor pide un ejercicio de imaginación. «Todos –dice Celso–, tenemos veinte años, cincuenta años arriba, cincuenta años abajo», y tal vez sea justo en la clave de la edad que se puede repensar el discurso de la obra. No se trata de tener veinte años en la década de los 60, 70, 80 o 90, se trata de tener veinte años hoy. Hoy, en la época y en la cultura de la memoria.

Y así, mientras las palabras del autor continúan resonando en nuestras cabezas, se va abriendo el telón y mostrando una enorme pecera, una burbuja de realidad que nos plantea el reencuentro de tres nietas. Hubieran sido cuatro si, en código de ficción biográfica, no se explicitara que el propio Celso no puede acudir a esa reunión. Reencuentro sí, puesto que en otra habitación de esa misma casa los padres de cada una de ellas, se encuentran discutiendo acerca de una herencia (tal vez el motivo principal por el que más familias españolas han cavado trincheras). Mientras se ponen al día se proponen desvelar el misterio detrás de la historia de su abuelo, comprender quién era realmente, excavar en el recuerdo y, casi diría yo, la identidad del mismo. A partir de este momento la función podría derivar en la reconstrucción del pasado familiar, que, insisto, es al mismo tiempo el del autor, pero en un acto de humildad, esto pasa a un segundo plano. El interés no está en el nombre del abuelo o en los hechos pretéritos, sino en las reacciones y las vivencias de las nietas, en cómo les afecta esta reconstrucción en su día a día, en cómo les compone y les descompone tener un abismo en la historia. Parece que, efectivamente, es preciso saber quiénes fuimos, para saber quiénes somos.

Hay que valorar, en un lugar aparte, la escenografía de Marcos Morau y la iluminación de Alván Prado, que toman un papel protagonista en la propuesta y que, en su conjunto y funcionando unidas, demuestran una riqueza compositiva que les hace convertirse en referencia, pero trascendiendo a la categoría de símbolo en repetidas ocasiones. Ante todo, destaca el efectivo papel de la iluminación sobre el tempo-ritmo de la escena en algunas de las secuencias.

Esta premisa no resulta en ese engendro sensiblero que ya tan consabido empieza a ser en los productos teatrales en el ámbito de lo memorístico, sino que demuestra realidad, materialidad, como si esa pecera donde sucede la historia fuera un destello hiperrealista y teatral. Teatral, digo, porque parece que cualquier manifestación escénica cercana al realismo más dogmático se convierte, inmediatamente, en cine. A ello, contribuye la labor de las intérpretes y su minuciosa interpretación que tanta atención le presta a los detalles. Es cierto que se echa en falta precisar más a los personajes que no son las nietas y que son encarnados por las mismas actrices.

En fin, se subvierte el concepto de monstruo, de zombi, porque es lo que somos, porque nos faltan recuerdos: no porque nos los hayan robado –que también–, sino porque se nos olvida preguntar a nuestros abuelos y nuestros padres, demasiado ocupados «construyendo sus vidas». Celso, imagino, pensará como servidor: estamos a tiempo. Todos, estamos a tiempo.

Foto de Mario Zamora.
Foto de Mario Zamora.

FICHA ARTÍSTICA

Creación: Celso Giménez
Interpretación: Natalia Fernandes, Teresa Garzón, Belén Martí Lluch
Coordinación técnica: Roberto Baldinelli
Ayudantía de dirección: Iván Mozetich
Escenografía y vestuario: Marcos Morau
Iluminación: Alván Prado
Vídeo y cachivaches: Albert Coma
Espacio sonoro: Adolfo García
Producción: Ana Botía, Alicia Calôt y Elena Barrera
Realización de escenografía: David Pascual
Construcción de escenografía: Ou
Realización mobiliario: Mundo Prieto
Narrador: Celso Giménez
Voz teléfono: Nacho Sánchez
Distribución y comunicación: Art Republic (Iva Horvat y Élise Garriga)
Prensa: Paloma Fidalgo
Fotografía y diseño gráfico: Mario Zamora
Cómplices en el crimen: Itsaso Arana y Violeta Gil

Las Niñas Zombi, en La Mutant Espai d’art vives, València. 26 y 27 de octubre de 2023.

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