BLACKBIRD: Yo cumplí tu sentencia

Críticas, España

Por María Curros Ferro (Universidad Complutense de Madrid) / 20 de noviembre de 2023

Blackbird es una historia ficticia que presenta los traumas de la vida adulta de aquellas niñas y niños que sufrieron abusos sexuales durante su infancia. Un tema polémico que, a menudo, se silencia, como si con ello dejase de existir. Ante las impactantes interpretaciones de Alba Alonso y Juanma Gómez, las y los espectadores no logramos dejar de sentirnos incómodos, alterados, afligidos en todo momento, desde la primera frase con la que nos ponemos en la piel de Una, la protagonista.

La obra comienza en la actualidad y en un presente escénico intensamente cercano pero que los propios protagonistas arrastran al pasado, a su propio pasado. Ella es ahora una mujer adulta, pero que no olvida lo ocurrido a sus doce años, lo que Ray hizo con ella. Por contra, Ray la culpa a ella de niña solitaria que, de alguna manera, era ella quien lo buscaba a él, quien lo anhelaba para sentirse querida por alguien, un Ray que por momentos nos hace dudar de la propia situación que nos cuentan. “Yo cumplí tu sentencia” dice Una, ya que finalmente fue ella la persona juzgada, tanto dentro de su familia, como fuera. Con la tónica habitual en la agresión al género femenino, la víctima cobra papel de culpable. Si en la sociedad heteropatriarcal en la que aún vivimos se duda de la voz y palabra de las mujeres, aún más de los menores.

Tras pasar la temporada anterior en el Teatro Lara de Madrid, Blackbird lleva desde septiembre en la sala arte&desmayo que, aunque lejos del centro de la ciudad, resulta un espacio escénico idóneo para que el espectador viva tanto unas interpretaciones brutales (con la totalidad de su significado), como la dura belleza de un texto teatral magistral de David Harrower. Ray y Una se te clavan en la carne generándote continuos cambios de posición en la butaca. En arte&desmayo te alcanza el sudor y lágrimas de los actores y la suciedad de la oficina de Ray con un desasosiego, y a veces vértigo, desde el minuto uno de los actores. Nada que ver con otra puesta en escena esteticista y superficial del texto en el Madrid de 2017 y de cuyo nombre no quiero acordarme. Tan distinta resulta que tardé unas horas en relacionar la de Sansegundo con aquella.

Dirigida por Fernando Sansegundo, hijo artístico de William Layton, al igual que los actores, legado de luz bien marcado en la obra, ha contado con la ayuda de ASPASI (Asociación para la Sanación y Prevención del Abuso Sexual Infantil) quienes les apoyaron y asesoraron con la finalidad de adentrarse en la realidad de las víctimas, llevando incluso a sorpresas respecto a la visión inicial del equipo, tal y como nos narró tras la función la actriz Alba Alonso.

El problema apunta a que en realidad a todos nos cuesta adentrarnos en esta realidad y nos atrevemos a mirarla de lejos, en portadas o informativos ajenos. Alba Alonso y Juanma Moreno también nos comentaron la dificultad que han encontrado en introducir esta pieza en los círculos teatrales de centros escolares. ¿La causa? Todo apunta al miedo incluso a imaginar que algo así pueda suceder. Quizá es esa la fiereza de la obra: abordar un tema del que se debe hablar aproximándose: la pedofilia.

Y he aquí lo que más hay que agradecer a esta producción, que nos obligue a mirar de frente este trastorno. Ya está bien de juzgar a las víctimas.  

BLACKBIRD de David Harrower (traducción de José Manuel Mora). Ficha Técnica. Con Alba Alonso y Juanma Gómez / Escenografía e iluminación de Javier Botella / Diseño gráfico y Fotografía de Daniel Dicenta Herrera / Control de cabina de Mario López / Prensa y comunicación de MGC&Co Public Relations / Producción de Juanma Gómez, Alba Alonso y Daniel Dicenta Herrera.

ENTRADAS EN https://www.atrapalo.com/entradas/blackbird_e4902765/

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