NUESTROS MUERTOS: un diálogo por lo no dicho

España, Reseñas

Por Diana Eguía Armenteros (Universidad Católica de Ávila) / 21 de enero de 2023

NUESTROS MUERTOS, la obra teatral escrita y dirigida por Mariano Llorente, se presenta en la íntima Sala Cuarta Pared de Madrid del 18 de enero al 3 de febrero, con un elenco compuesto por cuatro actores destacados. María Álvarez y Clara Cabrera dan vida a Ascensión en sus etapas de senectud y juventud, respectivamente, mientras que Carlos Jiménez Alfaro y Javi Díaz encarnan a Antxon. 

Foto de Javier

La trama se desenvuelve en el escenario de una visita penitenciaria que Ascensión realiza al asesino de su hijo, el conocido etarra Antxon, alias «Obélix». La intensidad del encuentro se revela a medida que ambos personajes desentrañan sus biografías, anhelos, tensiones y arrepentimientos durante la conversación.

Lo que destaca notablemente en esta obra es la habilidad para entrelazar dos narrativas de la historia reciente de España que raramente se exploran en conjunto. Este logro se materializa a través del personaje de Ascensión, cuyo padre fue asesinado en los primeros días de la Guerra Civil, y cuyo hijo falleció en un atentado de la banda terrorista ETA. Ascensión le cuenta a Antxon que su hija mayor no le habla porque ha accedido a tener este encuentro con él, un exterrorista. Parte de la familia cree que no se le debe ofrecer la palabra al homicida de su hijo. Sin embargo, Antxon no es el primer enemigo con el que la anciana dialoga. De hecho, el primer recuerdo que la mujer le comparte al preso tiene que ver con los malos tratos que sufrió en el colegio de monjas al que tuvo que acudir tras el asesinato del maestro republicano de su pueblo. Ascensión no solamente tuvo que hablar con los asesinos de su padre y maestro, sino que tuvo que convivir con ellos durante 40 años y aceptar que dirigieran su vida.

La narrativa se enriquece al presentar las violencias que han marcado la historia reciente de España, usualmente concebidas como compartimentos estancos que rara vez se entrecruzan. En el punto álgido de las intervenciones de Ascensión, ésta relata su participación en una manifestación contra el diálogo con ETA, donde se descubrió a sí misma rodeada de simpatizantes del Franquismo que había asesinado a su padre. Ascensión se reconoce en ese momento teniendo que elegir entre apoyar a los responsables de la muerte de su padre o de su hijo, cruce de caminos que rehúsa. Este dilema refleja las complejidades de la violencia en la historia española y la lucha interna de Ascensión por reconciliar los crímenes que marcaron su vida, una tercera vía que raramente alcanza altavoz social.

Foto de Javier Naval

El personaje de Antxon añade otra capa de profundidad al revelar las violencias que la sociedad fuera del País Vasco a menudo prefiere ignorar. La tragedia personal de Antxon provocaron una incomodidad palpable en los espectadores que tenía a mi lado. Cuando el joven “gudari” era torturado mediante asfixia con una bolsa de plástico en la cabeza, mis compañeros de fila preferían sacar el móvil a mirar al escenario. Similar actitud demostró la pareja que tenía a la derecha cuando el ex-terrorista narra cómo los GAL ametrallaron a su hermano o el sufrimiento de su madre teniendo que recorrer mil kilómetros para visitar a su hijo en prisión. 

Nuestros Muertos emerge como una obra teatral que desentraña las complejidades de la historia y la memoria colectiva española. Ascensión, como símbolo de dignidad y lucha por la paz, se erige como un personaje sólido y conmovedor que, pese a su vejez, mira al futuro al referirse a su nieta, de quien se nos cuenta que es una joven comprometida con la memoria democrática. Antxon, aunque maniqueo en su arrepentimiento, añade una dimensión crucial al debate sobre la violencia y la reconciliación en la sociedad, aportando la versión de la sociedad vasca que usualmente no tiene cabida en Madrid.  Frente a la retórica de muchos políticos, que prefieren emborronar el pasado con discursos anacrónicos, el teatro, gracias a su complejidad y polifonía, nos guía en la reflexión y el entendimiento que no están sabiendo impregnar en el ciudadano los discursos de otras disciplinas.

Ficha artística. Texto y dirección: Mariano Llorente / Interpretación: María Álvarez, Carlos Jiménez-Alfaro, Clara Cabrera & Javier Díaz / Vestuario y escenografía: Laila Ripoll / Música: Mariano Marín / Diseño de iluminación: David Roldán / Ayudante de dirección: Héctor del Saz / Producción y distribución: Joseba García / Fotografía y gráfica: Javier Naval / Prensa y comunicación: María Díaz / Grabación obra y teaser: Miguel Ángel Calvo Buttini / Edición teaser: Juan Poveda / MICOMICÓN

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