AGUA CON SAL Y OTRAS DESDICHAS: del co-living a la distopía ultramarina

Críticas, España

Por Tiago P. Barrachina (Universitat de València) / 29 de septiembre de 2024

El teatro breve, ese gran olvidado en las programaciones de la ciudad de Valencia y que, más allá de algunos ciclos en festivales como Russafa Escénica o Cabanyal Íntim, no posee un espacio propio. ¿Quién sabe ya cuánto tiempo tiene que durar una pieza de teatro para que su extensión no sea motivo de debate en la esfera de los profesionales de las artes escénicas? Si alcanza las dos horas, el espectador se cansa; si no alcanza la hora, se queda con ganas de más y si es teatro breve, es demasiado sencillo. Conviene dejar de un lado estas consideraciones para reflexionar acerca de la obra más allá de las cuestiones temporales y no demandarle, en este caso al teatro de corta duración, utilizar los recursos de otros formatos. Son otros mecanismos los que se ponen en juego, pero, como demuestra Agua con sal y otras desdichas, no por ello menos interesantes.

La pieza aprovecha una premisa distópica para reflexionar acerca de determinados temas de nuestro día a día a través de situaciones propias del teatro de lo absurdo. Nos situamos en el año 2136, cuando el calentamiento global ha producido una subida del nivel del mar, provocando que solo queden algunos peñascos de tierra. Así, mientras que los ricos viven en enormes aerodeslizadores, la gente de pocos recursos se ven obligados a convivir juntos en los pocos metros cuadrados habitables que quedan en la tierra. Pero hay una manera de subir, un enorme sorteo. Por supuesto, cuantas más participaciones poseas, mayor es la posibilidad de ascender. Esta es la endiablada coyuntura de Littorina Littorea y Aurelia Aurita. Lo sorprendente es la casualidad con la que la realidad se presenta. Alba Navarro y Noelia Sánchez Gómez no se acercan a los dramáticos futuribles de las distopías narrativas orwellianas, sino que apuestan por una estética pop. Llama la atención, digo, dado que el festival Russafa Escénica aprovecha espacios poco convencionales para la ejecución de sus piezas breves y, por tanto, existen unas determinadas condiciones estructurales dentro de las cuales deben adaptarse. De esta manera, sorprende ver que existe una implantación escenográfica tremendamente medida a nivel cromático, donde el naranja y el azul, complementarios entre sí, visten a los personajes. Trasladen esta minuciosidad al resto de la puesta en escena. Claro está, una pieza implantada en mitad de una sala impone la cercanía del espectador y es así que se hace necesario el detalle. 

«Desde el punto de vista del público, un personaje está formado por un conjunto de detalles…» decía Yoshi Oida en Los trucos del actor. Pues si bien esto es preciso en una obra de teatro de formato medio, en el teatro breve se hace más necesario todavía. El tiempo limitado en el que la audiencia convive con los personajes, obliga a caracterizar a estos de manera más efectiva. Entendámonos, no se trata tan solo de maquillarlos, vestirlos y peinarlos; sino de escribirlos e interpretarlos. Agua con sal y otras desdichas posee unos personajes detallados, un comienzo lo suficientemente potente y un código interpretativo tan bien encajado como para que el público no dude acerca de lo que va a ver. Littorina y Aurelia conversan, discuten y se emocionan en el límite de la fantasía, al igual que el resto de la propuesta dramatúrgica. Es por ello que los momentos danzados al final de las secuencias no resquebrajan la convención textual, sino que introducen una nueva capa de sensaciones que apelan a lo emotivo más que el propio texto.

En fin, aunque nos pese, hay que asumir que los jóvenes de esta extraña España que nos ha tocado vivir, residimos un poco en el año 2136: trabajamos, peleamos e intentamos no rendirnos en mitad de un desierto salado; pero la realidad es que estamos abocados a esta extraña forma de vivienda que los periódicos insisten en llamar co-living y que yo prefiero llamar precariedad. Somos, en realidad, Aurelia y Littorina, compartiendo espacio con extraños con la esperanza de algún día, ganar un sorteo.

Agua con sal y otras desdichas en Efecto mariposa para el festival Russafa Escénica; del 16 al 29 de septiembre de 2024.

Ficha artística. Autoría, dirección e interpretación: Alba Navarro y Noelia Sánchez Gómez // Mirada externa, producción y ayudante de mediación: Laura Basterra // Mirada externa y técnica en función: Lorena Martínez Portalés

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