NUESTROS ACTOS OCULTOS: noir de perdedores

España, Reseñas

Por Javier Ortiz (Gestor y Productor cultural) / 20 de enero de 2024

Más que una obra de teatro, Nuestros actos ocultos parece el piloto de una serie nórdica por los recursos que utiliza, tanto a nivel temático como técnico y actoral. Ya desde el título se evidencia la intención de utilizar el misterio como un vehículo para contar la historia de 3 perdedores unidos por unos lazos que podríamos llamar familiares y a los que un crimen lleva a un encuentro improbable en busca de una solución que les salve y que determinará su futuro.

Fotos de Vanessa Rábade

La analepsis y la fragmentación son los recursos dramatúrgicos a los que recurre esta historia que utiliza el género noir para mantener la atención del espectador y, sobre todo, la empatía con los personajes. Y quizá en esa elección reside su mayor error, porque si lo que quieres es contar la historia de fracaso de estos perdedores, la maternidad mal entendida y los tortuosos caminos del amor familiar, no necesitas convertirlo en una obra de misterio, plagada de flashbacks y de escenas fragmentadas con pistas para el público con el que juegas hasta el final. Y lo digo porque el mcguffin, para funcionar, tiene que tener mayor consistencia.

Fotos de Vanessa Rábade

La acción principal tiene 3 espacios. Un descampado en los años 80-90, que es un derroche escenográfico con coche incluido, un espacio de interrogatorio y dos espacios en los laterales que son los espacios privados de Azucena y Elena. Para que la historia funcione, tenemos que olvidarnos de los móviles, así que viajamos al pasado, al mencionado descampado con cabina telefónica. Pero en esa época en mi barrio, un abrigo como el de Elena no era común, ni creo que un extintor de coche viniera de serie en un modelo de gama tan baja, ni que se llamara “discapacitado” a un personaje como el de Patri. Éramos más crueles con la discapacidad. Casi tan crueles como los personajes con el cadáver, que parece no importarle demasiado a nadie a pesar de ser conocido por todos. Si la función no tuviera a Carmen Machi y Macarena García, no habría suscitado tanto interés. Santi Marín completa con eficacia este trío de intérpretes capaces de disimular los defectos de la trama con su interpretación y su carisma, y de hacerte entrañables hasta el abrupto final a estos tres perdedores perdidos en una situación que les supera. Y gracias a ellos se perdona también la presencia molesta del coche, que en audiovisual hubiera funcionado mejor, o los títulos que nos sitúan temporalmente, también más propios de lo audiovisual, o los micrófonos, que son un recurso técnico que en la tele o en el cine funcionan mejor, o la disposición del público a dos bandas que no aporta nada y tendrá que morir en gira si se quieren visitar muchas plazas.

Lautaro Perotti es un gran actor, pero el trabajo de dramaturgia y dirección que muestra en Las naves del Matadero sería más idóneo en otro medio, donde el cartel de sus intérpretes le hubiera asegurado igualmente el interés y donde no sería un mero entretenimiento con muchísimos medios, lejos de la ambición artística a la que su talento nos tiene acostumbrados.

Vídeo: David González Bermejo

FICHA ARTÍSTICA. Texto y dirección Lautaro Perotti / Con Carmen Machi, Macarena García y Santi Marín / Diseño de iluminación Juan Gómez-Cornejo (AAI) / Diseño de espacio escénico Elisa Sanz (AAPEE) / Diseño de vestuario Lua Quiroga Paúl (AAPEE) / Videoescena Emilio Valenzuela (dLux.pro)  / Diseño de sonido Enrique Mingo / Ayudante de dirección Juan Diego Vela / Residente de ayudantía de dirección Teatro Español Paul Alcaide / Una coproducción de Timbre 4, Mamá Floriana SL y Teatro Español

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