LA ISLA DEL AIRE: EL PODER CATÁRTICO DE LA PALABRA

España, Reseñas
Marina Ruiz Cano (Le Mans Université) / 28 de octubre de 2023

La isla del aire y su faro es a la par lugar de liberación y de encierro. En ella está la clave del espectáculo, y en ella también llevan un año atrapadas las protagonistas, cinco mujeres de la misma familia. Únicamente la palabra, la afirmación de la verdad más dolorosa, puede liberarlas. Tres generaciones de mujeres que llevan cada una su cruz ––aunque a veces sus historias y desgarros converjan––  y en cuya relación tóxica a veces falta aire para hablar. Mencía, la matriarca, orquesta todo: desde la vida de sus hijas hasta la muerte de quien no quiere en su familia. Tirana redimida, es también artífice del encuentro liberador en el que resuena, de fondo, la voz omnipresente del personaje ausente. Las palabras de Helena, la nieta que ya no está, no solo abren la obra, sino que vuelven como leit motif y sirven de guía a Lía, Flavia, Bea e Inés.

Las voces de las presentes, por su parte, resuenan demasiado, sin que ello llegue siempre a comunicar verdaderamente con el público. No puede sino aplaudirse el fallo técnico que hace que escuchemos, y no solo oigamos, la voz de Núria Espert en lo que parece ser su último estreno en Bilbao. Destaca su personaje por su humor, irónico y mordaz, trasunto de la sabiduría universal de las abuelas ––universales también–– que se sirven del juego para escupir verdades y reventar los abscesos ajenos. El carácter juguetón al que se dedican las nietas acentúa sin duda el papel de matriarca de Mencía, pero no resulta del todo convincente y la obra adolece por momentos de verosimilitud. Los cambios de humor de Lía, quien al verbalizar lo indecible transforma el canto del cisne en rugido de leona, oscilan entre la inconsistencia y la inconstancia del dolor. El espacio sonoro que separa las diferentes escenas se tiñe de un aura excesivamente cinematográfico y resta emoción a un melodrama que no consigue salir a flote, que naufraga. La escenografía es demasiado sugerente y previsible, mientras que los personajes resultan un tanto planos, pese a la luminosa expresión de Núria Espert. El resultado oscila, en definitiva, entre la tragedia familiar y el drama sentimental sin intención moral. La intriga no acaba de cuajar: el juego se desvela demasiado pronto y los secretos son, en realidad, gritos de lo que ya se sabe. Se intuyen tintes de sororidad tras las confesiones de unas mujeres rotas, pero juntas, que no quieren llevar la vida que parecen haber elegido. Ni siquiera esa pasajera comunidad es sinónimo de huida hacia adelante. Lo menos previsible de esta obra son los nombres atemporales, excesivamente clásicos, de las mujeres de esta historia, y las interpretaciones resultan a menudo hieráticas. Lástima que no hayan hecho más con ese tiempo y ese espacio que se les ha dejado, por parafrasear a otra de las voces ausentes de la obra. FICHA ARTÍSTICA Autoría: Alejandro Palomas. Dirección: Mario Gas. Intérpretes: Nuria Espert, Vicky Peña, Teresa Vallicrosa, Candela Serrat y Claudia Benito Escenografía: Sebastià Brosa. Vestuario: Antonio Belart. Iluminación: Paco Ariza. Música original y espacio sonoro: Orestes Gas. Videoescena: Álvaro Luna con la colaboración de Evira Ruiz. Caracterización: Núria Llunell. Voz: Anabel Moreno. Producción: Teatre Romea. Con el apoyo de: ICEC. La isla del aire, Teatro Arriaga de Bilbao, del 27 al 29 de octubre de 2023.

Foto de David Ruano.
Foto de David Ruano

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