L’ODISSEA DE LES NOSTRES VIDES: o la culpa de Ulises

Críticas, España

Por Tiago P. Barrachina (Universitat de València) / 13 de enero de 2024

¿Quién es Ulises? ¿El héroe clásico que fue capaz de introducirse en Troya mediante el inteligente ardid archiconocido del caballo de madera o el cruento militar que saqueó una ciudad entera prendiéndole fuego en el proceso? Este es el debate que trata de responder L’odissea de les notres vides, coproducción entre el Espai Inestable y el Centro Cultural La Rambleta. Lo realiza llevando al personaje protagónico de La Odisea a juicio y, como en cualquier contencioso, posee una defensa y una acusación que se encargarán de hacer avanzar la obra mediante sus argumentos, presentando testimonios y pruebas que harán decantar la balanza hacia un lugar o a otro. Pero la riqueza de la pieza no reside en el contenido intertextual, que evidentemente es uno de los recursos compositivos que ha acompañado a la creación, sino en la triple capa de significado en la cual Ulises es en realidad Jacobo Pallarés, y Jacobo Pallarés no es otro que la figura del hombre blanco occidental que tan beneficiado se ha visto, a lo largo de nuestra historia, de su posición de poder. 

Para una propuesta tal, podría haberse generado un conjunto de signos que acompañen al litigio que se plantea y, no obstante, la concepción del espacio escénico nos sorprende con cuatro tarimas cuadradas sobre las cuales se implantarán elementos como postales, pequeños árboles en miniatura o recipientes de aluminio que, en su conjunto, recrean una serie de dioramas que dialogan entre sí. En uno de estas tarimas, completamente en silencio tras presentar la obra que vamos a ver, Ulises-Jacobo-hombre hace un diminuto escenario con multitud de figuritas y plataformas.

A ambos laterales del escenario se encuentra el jurado del juicio que aparece desde el público al comienzo de la obra y ahí se mantiene, casi en su totalidad, hasta el final de la función. Decir que el espectador tiene una doble visión de la acción dramática: por un lado en bruto, tal cual está sucediendo y, por otro, a través del ojo de una cámara que se proyecta al fondo, permitiendo acercarse con detalle a los paisajes objetuales anteriormente mencionados o acudir a otro tipo de reflexiones. ¿O acaso no habla de la mediatización de los procesos judiciales que el abogado de la acusación o la defensa se dirija directamente a una cámara? Y tal vez por eso es tan seductor el hecho escénico, porque los juicios, al menos a la americana,  siempre los estadounidenses  son un gran espectáculo. La cámara que se activa te llama y grita para que mires lo que ella observa, más aún cuando, como público, también eres jurado y debes tomar una decisión sobre aquello que se enjuicia a través de tu teléfono móvil. Claro que, mientras tu miras, Ulises-Jacobo-hombre continúa en su burbuja.

Jacobo construye su mundo.

Paremos aquí un momento, ¿qué se enjuicia exactamente? ¿A quién estamos juzgando? Porque las dudas de la defensa acerca de si es condenable la actitud de Ulises o si se puede juzgar como culpable a un personaje literario con la moral actual, son lógicas. El problema es que el mundo solo huele a sal, concretamente a sal del mediterráneo. Es normal que a los levantinos, que miramos nostálgicos a esa manta turquesa y blanca que es el mediterráneo, nos cueste verlo cómo lo que es: una enorme lápida de piedra recordatorio de los cimientos que sujetan el putrefacto mundo en el que vivimos. ¿Cuántos no habrán muerto en esa charca? Da igual que sean personajes de La Odisea o inmigrantes norafricanos, el héroe seguirá siendo Ulises, seguirá siendo el hombre blanco occidental, seguirá siendo Jacobo Pallarés, el hombre que miró a las tablas y los focos en lugar de a su familia, dejado a Penélope que es su mujer, esperando entre cuatro paredes. Con todo, mientras durante la pieza recibe este cubo de agua fría, sigue con sus muñequitos…

El hombre blanco cis-heterosexual construye su mundo.

Un mundo débil, un mundo solitario, un mundo triste pero con privilegios que, tanto en la vida como en la obra, están siendo destruidos y así, este diorama que con tanto cuidado Ulises-Jacobo-hombre ha estado formando, es roto por el resto del elenco. ¿Qué le queda a Ulises-Jacobo-hombre ante la evidencia de que los problemas más severos actuales, derivados de las etapas más oscuras de la historia, son el resultado de las decisiones del mismo perfil de sujeto? Nada, abandonar la sala, por que no estamos dispuestos a perdonarles. Ni a Ulises, ni a Jacobo, ni al hombre blanco prototípico. Le queda retirarse con resignación del punto de mira y reconocer, como bien hace al final del juicio, que las verdaderas heroínas son Penélope, la mujer de Ulises que esperó; su esposa, que cuidó de sus hijos y les llevaba al médico cuando estaban malos y todas las madres, que se han encargado de sostenernos, hasta cuando no se les daba aquello que se merecían.

L’odissea de les notres vides, en Espai inestable, València. Del 12 al 20 de enero de 2024.

El mundo se vino abajo, Y así, renació justo.

FICHA ARTÍSTICA. Creación y dirección: Jacobo Pallarés / Dramaturgia: Juan Andrés González y Jacobo Pallarés / Interpretación: Lucía Poveda, Juan Andrés González / Jaume Ibáñez / Ayudantía de dirección: Jaume Ibáñez  / Diseño y construcción del espacio escénico: Los Reyes del Mambo / Videocreación: Beatriz Herraiz / Videoprogramación: Aurora Diago / Espacio sonoro: Vicky Trillo / Canciones: Juan Andrés González y Vicky Trillo / Diseño de iluminación: Mireia Parreño / Técnica en escena y performance: Jacobo Pallarés, Mireia Parreño / Esther Muñoz / Comunicación: Esther Pedrós y Alba Hernández / Vestuario: Nuria Albelda / Producción ejecutiva: Esther Pedrós y Marta Rubio / Equipo de producción: Nuria Albelda, Gloria Pitarch y Andrea de la Fuente / Coproducción: Centro Cultural La Rambleta / Asesoramiento lingüístico: Esther Pedrós y Jaume Ibáñez / Diseño gráfico: Casmiclab / Colabora: Ulises Pallarés

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