CUANDO CAIGA LA NIEVE & los presentes del ayer

España, Reseñas

Por Begoña Frutos (RESAD) / 16 de Abril de 2021

La Sala Cuarta Pared, siguiendo con su línea de ofrecer al espectador obras comprometidas con el tiempo que vivimos a través de la dramaturgia contemporánea, nos propone en el Día Internacional de la Voz la pieza “Cuando caiga la nieve”. Basada en un texto de Javier Vicedo (Premio Calderón de la Barca) y circunscrita dentro del Programa de Desarrollo de Dramaturgias Actuales del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Músicase trata de un ejercicio con elementos esperpénticos que ameniza a la vez que nos hace reflexionar, con un argumento que refleja los problemas de la sociedad contemporánea del Madrid de hoy en día con su estela de tristeza pandémica y la resaca del impacto de la nevada, invitándonos a reflexionar si, al igual que las aves, seguimos teniendo sentido de comunidad. Para ello, la compañía Becuadro Teatro nos presenta a un elenco de artistas que son capaces de proporcionar al espectador una experiencia ecléctica y de aplicar nuevos lenguajes escénicos. 

Esta tragicomedia negra y poética, inspirada en una anécdota real según su autor Javier Vicedo, entrelaza las historias de cuatro antihéroes solitarios alrededor de un suceso a priori banal y macabro: el robo de una urna funeraria en una calle cualquiera de Madrid. Evocando pasados, presentes y futuros, presenciamos los testimonios de cada uno de los cuatro personajes sobre aquel día en que inesperadamente se extraviaron aquellas cenizas. 

Así conocemos a un joven marcado por el recuerdo, un limpiador que sueña con volver a su país de origen, otro hombre que malvive escondiendo su propia cara… y una mujer en busca de las reliquias de su padre. Todos ellos acompañan al espectador durante una hora y media en este peculiar recorrido, adentrándonos con ellos en múltiples rincones de la ciudad y descubriendo historias tan cercanas como sorprendentes. En sus peripecias van apareciendo y sucediéndose distintos espacios y situaciones de la realidad de la capital, tan reconocibles que inevitablemente nos vemos nosotros mismos reflejados en estas escenas cotidianas.

De esta forma, nos adentramos en una comisaría, en la Plaza de Oriente con sus estatuas vivientes, en una tienda de ropa de segunda mano, subiendo a la línea circular de metro e incluso hasta tomar la Autovía A-4 hacia el encuentro con una nieve imprevista. Una helada simbólica que no cesa y que los interrelaciona a todos ellos desde su posición inicial de soledad. Una nieve que amortigua también sus voces debido a que las partículas de agua sólida atrapan las moléculas de aire responsables de la transmisión del sonido. Estos cuatro personajes parecen quedar atrapados bajo el silencio propio de la nieve. ¿Quién les escucha vivir? A raíz de la pérdida de una persona y del robo de sus cenizas se desencadena un torbellino de sentimientos y emociones que les obligarán a tomar decisiones trascendentales. Y creo que este es unos de los aciertos de “Cuando caiga la nieve”: estamos antes un relato que voltea la gestión socioemocional del ser humano y con el que los espectadores se llegan a sentir identificados. Los cuatro personajes se encuentran en momentos particulares cruciales y estas cenizas provocarán que sus vidas den un giro radical.

Cada uno de los protagonistas muestra una historia independiente de soledad, dolor y tristeza que se construye mediante una narrativa iluminada en algunos momentos e irónica en otros, creando así un catálogo de matices de los personajes muy efectivo; sin embargo, la relación entre estas cuatro figuras se muestra a veces confusa y algo ambigua para el espectador. A su vez, Javier Vicedo ha trazado un texto conformado como una obra teatral pero que apoya su singularidad en la narrativa: los protagonistas nos van a exponer su relato y trasciende en ocasiones un abuso de dicha narración, restándole dinamismo y acción a los personajes y situándoles de una manera estática frente al espectador, favoreciendo la dispersión del texto.

Un rectángulo creado por plumas de aves sirve de multiespacio para transitar a los diferentes lugares de la ciudad dentro de un concepto poético y abstracto del espacio. Las plumas son a veces los mismos pájaros, en otras ocasiones representan copos de nieve que dejan entrever caminos de asfalto y sirven incluso como cenizas para enterrar los cadáveres que nos deja la historia.

Los actores ofrecen una profesionalidad con garantías y demuestran que saben dar consistencia, seriedad y solidez a sus papeles, destacando el pulso, rigor y ritmo con que trabajan el habla escénica. Desde Chupi Llorente, que introduce con su agilidad vocal la trama rocambolesca sobre la pérdida de las cenizas de su padre hasta la insinuante chulería y toda la fuerza de las imágenes que Juan Carlos Talavera nos provoca en su rol de perdedor. Efreín Rodríguez cautiva con su angustia y honestidad sonora al echar de menos a su madre, mientras evoca la realidad de que la urna que tiene en sus manos bien podría ser la de ella misma si no regresa pronto a su país. Y Julio Provencio, mediante la seguridad y confianza de sus narraciones, procede a adentrarnos en la relación truncada con su padre y en su particular viaje a Ítaca.La obra es una filosófica y poética visión de la vida de un Madrid acelerado, en el que la incertidumbre actual y la espera de mejores tiempos no nos permiten detenernos a disfrutar de un momento de tranquilidad. Seres que pasan desapercibidos y otros que desaparecen y a los que les debemos un pequeño ritual de despedida para darles la visibilidad que gritan desde el silencio de la nieve. Una comedia negra que habla de la incomunicación y de la precariedad laboral, pero que también arroja mucha luz y humor y que nos recuerda la importancia de cuidar a los seres queridos, esos que aún están y aquellos de los que nos acordaremos algún día cuando ya sea demasiado tarde.

Ficha Técnica: Autor:  Javier Vicedo Alós / Dirección: Julio Provencio / Intérpretes: Juan Carlos Talavera, Fernando Delgado-Hierro, Julio Provencio, Fabián Augusto Gómez Bohórquez, Efraín Rodríguez, Chupi Llorente. / Compañía: Becuadro Teatro / Producción: La Belloch.

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