LA CASA DE BERNARDA ALBA: ausencia de Bernarda

Críticas, España

Por Javier Ortiz (Gestor y Productor cultural) / 14 de febrero de 2024

Foto de Bárbara Sánchez Palomero

Si vas a hacer un montaje de una obra tan emblemática, tan conocida y tan reconocible como La casa de Bernarda Alba, tienes dos posibilidades: hacer un excelente montaje canónico, o aportar una lectura desde algún lugar que la resignifique. Alfredo Sanzol opta claramente por lo segundo al humanizar a Bernarda: “Bernarda también fue una Adela”, se nos dice en el programa. La opción no sólo es válida, sino que es interesante y provoca muchas preguntas. El problema surge cuando al humanizarla, se le despoja de la autoridad y la fuerza que necesita el texto para funcionar.

Foto de Bárbara Sánchez Palomero

El espectáculo, con hallazgos en la parte técnica, transcurre así blandamente hacia un final que, despojado de la atmósfera opresiva de la casa, ni nos sobrecoge ni nos transforma. Es una opción de dirección, puesto que las actrices (microfonadas) hacen lo que se les pide. Pero si Bernarda no está en su sitio, el resto de la casa, que ha de girar a su alrededor, es imposible que lo esté. El casting ha cuidado que las edades de las actrices se aproximen a las de los personajes, pero ha descuidado muchos otros elementos.

Foto de Bárbara Sánchez Palomero

La interpretación de Adela de Claudia Galán está gritada por momentos, tanto que a veces no se entienden en su voz las palabras de Lorca. Su composición corporal tampoco ayuda, implica un desafío de las normas que otra Bernarda no hubiera consentido.

Foto de Bárbara Sánchez Palomero

La relación que se ve entre Bernarda y Poncia es de iguales, hasta el punto de que Poncia le levanta la mano a Bernarda sin que haya consecuencias. La violencia, si se desata, ha de ser creíble escénicamente. Aquí no lo es. La lectura, que apuesta por un drama rebajado, quita poder a todos los elementos trágicos del texto. Se han escrito ríos de tinta sobre cada aspecto de este montaje: el simbolismo de los nombres, el bastón, si es drama o tragedia… ha sido analizada desde todos los puntos de vista. Entiendo que es mejor hacer tu propia lectura que seguir a unos y a otros en un intento de contentar a todo el universo. Sin embargo, la apuesta, que a lo mejor intelectualmente es poderosa (yo así lo creo), no es elocuente escénicamente. Faltan vida, apuestas, riesgo. Como lo que ocurre en escena no atrapa y la historia es conocida por el público, la atención se desvía hacia elementos que, en otro caso, pasarían desapercibidos, pero que colaboran a que la ilusión teatral no funcione. Hay elecciones de casting que sorprenden; la música de transición entre actos, lejos de reflejar el latido interior de la casa, remite a una rave; el vestuario plantea algunas dudas en su uso, que no en su diseño…

Foto de Bárbara Sánchez Palomero

La escenografía es conceptual. Huye del tipismo andaluz para situarnos en otro espacio, donde un telón de encaje da paso a un espacio delimitado por la luz blanca que recuerda más a la Capilla del Árbol de Gunnar en el cementerio de Estocolmo que a un cortijo andaluz. El espacio sonoro de Sandra Vicente y Pilar Calvo es uno de los mejores trabajos del montaje. Al menos ayuda a situar la acción y aporta detalles que enriquecen la historia.

El reparto cumple con lo que se le exige, y posee buenas actrices. Quizá tras el estreno termine de ajustarse, del mismo modo que ha habido cambios entre los pases previos y el estreno. Sería conveniente, porque con los elementos con los que cuenta este montaje, el resultado puede y debería alcanzar mayor altura artística.

La casa de Bernarda Alba. Teatro María Guerrero (Sala Grande), Madrid. Del 9 de febrero al 31 de marzo de 2024.

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