MYSTÉS: ritos y chamanes en la escena contemporánea

Críticas, España, Reseñas

Por Tiago P. Barrachina (Universitat de València) / 17 de febrero de 2024

El creador escénico Álvaro Octavio Moliner pone fin a su trilogía de piezas formada por El fuego nunca, No. Nada. Que. y, por último, Mystés. Este conjunto de obras reflexionan a través de la estética performativa sobre la identidad, lo sagrado y el lugar del humano en este mundo que hemos construido. Si bien no es el primero en introducir la trilogía en la escena, resulta algo poco usual y, por este motivo, la experiencia escénica se modifica sustancialmente. El espectador no asiste solo a una representación, sino al conjunto de capas que existen entre las piezas que la componen. Con todo, Mystés, así como sus compañeras, pueden disfrutarse como piezas individuales.

Mediante una estética poético-asociativa, el espectador asiste a un ritual en tres actos con el que se repiensa el papel de la religión y lo espiritual desde los orígenes del ser humano hasta la sociedad contemporánea. A través de la obra uno se da cuenta de cómo hemos institucionalizado el credo a lo largo de la historia y de ahí que Mystés nos remita a los principios, a los chamanes que trataban de conectar con uno o varios dioses a través del éxtasis emocional. Para ello trabajan con los recursos plásticos de lo que podríamos llamar la estética de lo ceremonial, generando una atmósfera de presión y suspense. Continúan apareciendo las máscaras y los maniquíes, elementos despersonalizadores, que tan propios son en las producciones del autor. No obstante, son los recursos técnicos el eje axial de la propuesta, comenzando por las proyecciones.

Queramos o no, la teología es una disciplina relegada a un segundo plano. Hemos dejado de ordenar el mundo a través de ella desde que Nietzsche dijo: «Dios ha muerto». Sería muy sencillo perderse, por tanto, entre los conceptos propios de dogmas que nos quedan lejanos. Por ello, Mystés introduce el texto proyectado en la escena y a través de él no solo nos permite llegar a determinadas conclusiones, sino que explica las referencias religiosas de la pieza. Tales referencias, por otro lado, no tratan de asociar lo sagrado a un credo, sino trabajar con lo sacro como concepto.

No es extraño que aparezca texto proyectado en escena. Muchos creadores escénicos hacen gala de él en sus propuestas. Sin embargo, la pieza le otorga una especial relevancia, pues este texto viene como traído del cielo y se queda flotando en el aire, en una ilusión de palabra divina. No seré yo el que destripe los entresijos de la magia del teatro, pero lo que está claro es que demuestra la integración de este signo escénico en la pieza. Por otro lado, es especialmente interesante el trabajo con la iluminación. Los claroscuros dirigen con exactitud la atención del público y hay un uso activo de la oscuridad que dota a la puesta en escena de cierto tenebrismo hipnótico. Sin embargo, la sensación de asistencia a un rito sagrado se debe, en gran medida, al espacio sonoro que se manifiesta desde lo envolvente, con la presencia de recursos estéticos propios de diferentes religiones.
Habiendo nacido las artes escénicas de aquellos ritos chamánicos, el hecho de que sean justo ellos la inspiración para la creación de una pieza performativa, manifiesta la necesidad absoluta de la investigación aplicada a la práctica escénica. En un mundo actual, donde se ha perdido la vivencia de lo espiritual, se encuentran otros modos de ordenar nuestra propia existencia. Si hace miles de años la comunidad danzaba y cantaba alrededor de una hoguera, ahora bailar, aunque sea en discotecas, no parece suficiente. El éxtasis, aquella emoción intensa de los primeros ritos humanos, no aparece de manera natural hoy, la hemos construido, fabricada en laboratorios.

Si Mystés quiere decir iniciados en los ritos secretos, el espectador sale siendo un mystés porque Alvaro Octavio Moliner convierte, al más puro estilo de Artaud, la sala en un templo.

Mystés, en Artea Lab. València. Del 3 al 18 de febrero de 2024.

Ficha Artística. Compañía Álvaro Octavio Moliner / Dirección y autoría: Álvaro Octavio Moliner / Performers: Iván Arbildua, Cristina Gómez, Nacho Sánchez y Sara Santes / Iluminación: Iván Arbildua / Espacio sonoro: Álvaro Octavio Moliner / Vídeo, imagen y diseño gráfico: Nuro Visuales / Producción: VientreBallena

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