LO QUE EL COVID SE LLEVÓ (de la escena de Buenos Aires)

Argentina, Opinión
Por Valeria Ruiz Librera y directora de libros Veo Veo (Buenos Aires, ARGENTINA
Cecilia Roth en «muy bodas de sangre» / Foto: Carlos Furman

Ante la peor película de ciencia ficción que fue el 2020 y sigue siendo el 2021, entre otros miles de rubros, profesiones y trabajos, las salas de los cines, teatros y música quedaron vacías. Con ese vacío, la desesperación ante un escenario trágico, con un futuro aun peor. La pandemia puso en evidencia aún más la pobreza y falta de recursos en los países tercermundistas. Y Argentina (como no) no es la excepción.

Sin embargo, los actores y actrices siguieron produciendo como pudieron: primero fue la primera película hecha en plena pandemia ¨Murciélagos¨, protagonizada nada más ni nada menos por Oscar Martínez, bajo el guión de la talentosísima Virginia Martínez.

Luego, apareció el formato streming, mezcla de película/serie/obra de teatros, pero que supone más producción que una propia obra de teatro, por ende, más costosa y que requiere una estructura para dicho formato particular, pero que encoentraron la manera de seguir en escena, a pesar de todo.

Nada más ni nada menos que Vivi Tellas abrió el juego al estrenar su obra ¨Muy bodas de sangre», con textos de Bodas de Sangre de Federico García Lorca, protagonizada por Cecilia Roth, entre otros.
Está claro que los/las artistas necesitan producir, en todos los sentidos: si no salen al ruedo se ponen mustios. Y eso es lo que ha sucedido por estos lados y por tantos otros.

Frente a esta debacle mundial y para alivianar a sectores castigados por la pandemia ( escenógrafos, cámaras, maquilladores, productores, dueños de salas, actores y un sinfín de oficios ligados a las salas de teatro y música) días atrás, el Ministerio de Cultura de la Nación bajo el mando de Tristán Baur- reconocido referente cultural si los hubo y los hay-anunció un programa llamado ¨Reactivar escenas¨, destinado al teatro y música, que buscar traccionar e impulsar el regreso- en esta nueva normalidad extraña- a la actividad de salas independientes.

El subsidio consta de un aporte económico por cada butaca vacía, un poco menos del valor de una entrada, con el máximo del 30% de su aforo por función o concierto.

“El objetivo es que los artistas puedan trabajar y que la rueda de la producción y el trabajo, que es uno de los pedidos que el estado nacional tiene, vuelva a moverse”.

Tal como dijo varias veces Aníbal Fernández, actual presidente argentino, ¨sin salud no hay presente y sin educación no hay futuro¨.

@librosveoveo

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