Un año ya (crónica de un año de escena pandémica)

España, Opinión

Por Manuel Benito (Dramaturgo y Productor). Madrid, 16 de marzo de 2021

Escribo esto cuando ha pasado un año ya… Cuando hemos vivido acontecimientos teatrales que nunca pensamos que íbamos a vivir, y no solo motivados por el COVID… Y es que en un año el teatro ha sufrido una serie de reveses que por poco la han hecho perecer, pero ha demostrado ser invencible.

En algunos países el teatro no ha podido resurgir de nuevo tras la irrupción del COVID, pero en España hemos conseguido resucitarle, aunque aún no esté funcionando al 100% de sus capacidades. También hay que tener en cuenta que, en países como Reino Unido, Francia o Alemania, los artistas de teatro se han visto más o menos apoyados económicamente por sus respectivos gobiernos, pero en España no. Si no hubiéramos abierto los teatros, sus trabajadores lo hubieran pasado aún peor que antes del COVID. 

Pero esta resurrección y reapertura de los teatros no ha sido tan sencilla como puede parecer… Hemos pasado por muchos estados… A primeros de marzo de 2020, antes de que el gobierno decretara el confinamiento domiciliario, la situación era un tanto inestable y extraña, pero ni se nos pasaba por la cabeza que podría paralizarse todo, y no únicamente el teatro… Los espectáculos que se podían estrenar, si las enfermedades o las gripes o posibles COVID ─pues quizá alguno lo pasó sin saberlo─ lo permitían, se estrenaban. Y había muchas obras en cartel. Todo seguía su curso como en cualquier otra época, pero sabíamos que había algo raro, se oía hablar de que había un virus en China, en Italia… Pero entonces llegó la semana fatídica, la que comenzaba el 9 de marzo, en que empezaron a cancelarse espectáculos y programaciones de municipios, hasta anunciarse el estado de alarma para final de semana, que suponía un confinamiento domiciliario y un cierre de toda actividad no esencial, y el teatro no lo era. Ni lo es. 

La semana siguiente, la que empezaba el 16 de marzo, estábamos todos en casa ya pensando en el COVID, y en qué iba a pasar con los bolos cancelados, y tratando de entretenernos con grabaciones de obras que teatros y compañías ofrecían de forma gratuita por Internet. La oferta de material por Internet fue creciendo y cada vez estaba más elaborada, de modo que podíamos pasar el día frente al ordenador viendo las diferentes propuestas. Las dos modalidades que más prosperaron fueron la del visionado de obras pregrabadas y la de la emisión en directo, que es la que aún se mantiene (y no sabemos si cuando llegue la normalidad se mantendrá), y en este punto nos preguntamos: ¿sucede el hecho teatral cuando el espectador se sienta detrás de la pantalla de su ordenador a ver una emisión en directo de un espectáculo? 

Durante la primavera confinada se reprogramaron para más adelante algunos de los espectáculos cancelados, sin saber aún si sería posible hacerlos… Y se pensaron fórmulas para la supervivencia de los trabajadores del teatro, se escribieron manifiestos, se presentaron escritos a las instituciones… Cuando llegó la posibilidad de salir por fin de casa, se tenía miedo de dar el primer paso para reabrir los teatros, pero también unas ganas enormes de hacerlo. En Madrid, quien dio el primer paso fueron los Teatros del Canal con un espectáculo de Israel Galván dentro del Festival Madrid en Danza, inaugurando la nueva era teatral el 17 de junio. El aforo fue del 50%, se agotaron las entradas al poco de salir a la venta, y se tomaron las medidas oportunas (toma de temperatura en la puerta, mascarilla obligatoria, distancia de seguridad, gel hidroalcohólico, desaparición de programas de mano, escaso uso de entradas en papel, salida escalonada…) Fue muy llamativa la colocación de unos maniquíes y unas plantas en las butacas bloqueadas para marcar la distancia de seguridad en la sala. Enseguida abrió el Teatro de la Abadía, el Teatro Lara, el Teatro Real… Los aforos llegaron a subir hasta el 75% en algunos espacios, en otros se mantuvieron al 50% y hoy en día siguen así, como en la Cuarta Pared. Madrid ha sido la comunidad más permisiva en cuanto a aforos, porque otras comunidades han visto bastante más recortada la asistencia al teatro con aforos de 30% o incluso de 60 personas en un teatro de 845 butacas, como el Teatro Colón de A Coruña. 

Así lucían los maniquíes y las plantas en las butacas de la Sala Roja de los Teatros del Canal antes del estreno de Madrid en Danza – foto de Lalo Cortés

Algunos festivales de verano cancelaron, como el de Alcalá de Henares (Madrid), Olmedo (Valladolid), Alcántara (Cáceres). Pero otros sí que se celebraron, como el de Almagro (Ciudad Real), con una programación de la mitad de días que otros años y al 50% de aforo, o el de Olite (Navarra), sin reducir programación pero sí aforo, que fue del 35%, o el de Mérida (Badajoz), con la misma duración que otros veranos, pero al 50%. 

Cartel anunciador del Festival de Olite de 2020

El Festival Grec de Barcelona dividió su programación en tres secciones: una de ellas celebrada en julio con un aforo del 33% que después se amplió al 50%, otra con experiencias en streaming y otra que surtiría de espectáculos la programación de la temporada 20/21. 

Durante el otoño se recuperó parte de la programación de primavera y también se fue cancelando algún bolo o temporada de algún espectáculo por complicaciones por el COVID (aunque no solo eso ha sido lo que ha hecho cancelar espectáculos). Y así, con altibajos (nuevos confinamientos en algunas comunidades, cierres perimetrales de barrios de Madrid, adelantos del toque de queda hasta llegar a programar funciones a las cuatro de la tarde…), llegamos a enero, y cuando parecía que había comenzado un buen año teatral, y que el teatro ya estaba imparable porque había aprendido a gestionar la nueva crisis, y cuando parecía que los teatreros iban a superar esta dura época, llegó algo que trastornó enero más que el virus: la nieve. Una gran nevada como nadie había visto nunca en Madrid paralizó la ciudad más de una semana. Se tuvieron que suspender muchos espectáculos, algunos de ellos se reprogramaron para más adelante… 

En febrero fue remontando la cosa, y ahora, en marzo, justo un año después de habernos encerrado en nuestras casas, casi todo (digo casi todo porque por ejemplo los grandes musicales no han vuelto a abrir) sigue adelante, con restricciones y medidas de seguridad, con alguna cancelación… Y mientras esto pasa, somos conscientes de que tenemos que sentirnos unos privilegiados, porque sabemos que en muchos otros países los teatros aún no han abierto. 

En este año que ha transcurrido hemos aprendido a estar alerta, a aceptar cancelaciones con tranquilidad y templanza, a solucionar en vez de llenarnos de preocupaciones, a improvisar, a estar al quite, a reaccionar de un día para otro, a no bajar la guardia… A que no pasa nada por cancelar o posponer. A ver espectáculos a las cuatro de la tarde… A mirar cuarenta y siete veces la hora del espectáculo en Internet, por si acaso se ha adelantado o se ha cancelado… 

Y también nos hacemos un montón de preguntas… ¿Qué va a pasar con esto del teatro? ¿En qué nos habrá cambiado la pandemia? Cuando llegue la normalidad, si es que llega, ¿seguirá el streaming? ¿Seguiremos usando mascarillas? ¿Volveremos a ocupar alguna vez el 100% del aforo igual que en los aviones? ¿Volverán los programas de mano? 

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