NADA QUE PERDER o la precariedad del ser

España, Reseñas

Por Begoña Frutos (RESAD) / 8 de Septiembre 2021

El pasado 8 de septiembre comenzó la temporada teatral en la madrileña sala Cuarta Pared con el reestreno de la exitosa primera parte de la trilogía negra titulada “Nada Que Perder”. La Compañía Cuarta Pared inauguró allá en 2015 esta primera parte de un conjunto de tres obras que proclaman la necesidad de un cambio, cada vez más acuciante, en un mundo donde las condiciones de vida han cambiado para peor en los últimos años, un hecho que la pandemia ha evidenciado todavía más.

Los acontecimientos vividos este último año han llevado a Cuarta Pared a reestrenar sus obras, dando así al público la oportunidad de verlas por primera vez o bien revisarlas desde otra perspectiva. En esta reposición trasciende la premisa de que la toma de decisiones que conllevarían el cambio necesario para tener unas condiciones de vida justas y dignas para el ser humano aún sigue pendiente, evidenciándose que este cambio ha sido perseguido con afán (pero también que ha seguido siendo postergado) durante la última década.

“Nada Que Perder” retrata de una manera cruda y realista algunos de los males que asolan a nuestra sociedad contemporánea: “¿Cuántos trabajos sucios hay que aceptar para llegar finalmente a uno limpio?”. Así plantea uno de los personajes su reflexión entre aceptar un trabajo basura o directamente un trabajo sucio y próximo a la corrupción, tratando de silenciar la propia conciencia del ser humano cuando en el fondo se trata de la supervivencia de la familia o de uno mismo. 

La obra utiliza el thriller como género y plataforma desde la que realizar su  denuncia social, integrada por ocho escenas y un epilogo que remiten a la investigación de un crimen. A través de un asesinato, el espectador acaba manejando sus propias hipótesis para su resolución y se involucra (y le hacen involucrarse) mediante la figura de un personaje extra. La obra nos presenta a dieciséis personajes de diferentes estratos sociales y entornos laborales, lo que permite que cualquier espectador pueda verse reconocido en alguno de ellos. Los personajes tejen la trama lentamente a medida que va avanzando la acción y el espectador va hilvanando la relación que hay entre todos los personajes: un padre filósofo que ha educado a su hijo mediante aforismos, un hijo que no encuentra su lugar por una educación a su parecer completamente anacrónica, curiosos detectives, políticos que nos recuerdan a nuestro pasado reciente y al rabioso presente, “cobradores del frac” que nos confrontan con la realidad y la problemática que sufren nuestros propios vecinos y otros diversos personajes que se relacionan entre sí para dar voz a una sociedad precaria de pensamiento, justicia, voz y acción.

En las escenas aparece siempre un tercer personaje, un analista que plantea preguntas a los propios actores y al público, que observa y que se ve afectado por la situación. Es la figura que tiene ojos que diagnostican y voz crítica para seguir opinando e interrogando, porque, en su opinión, no hay nada que perder. El espectador puede identificar a este tercer ojo con otro tipo de información más relacionada con el mundo brechtiano, donde también se plantea y se invita al público a que se haga preguntas: “Las preguntas abiertas son más arriesgadas pero a la vez más precisas, porque su respuesta no puede ser condicionada”.  

Es constante el pulso y el rigor con que manejan la voz, el ritmo de palabra y la acción expresiva los actores de la compañía de la Cuarta Pared, dirigidos por Javier Yagüe, destacando la magnífica interpretación de Javier Pérez-Acebrón  y de Guillermo San Juan y poniendo una especial atención en la actriz Marina Herranz en su regalo de los personajes de la empresaria y de la madre del concejal, ya que el trabajo de incorporación de ambos roles es sublime.

Imposible no emocionarse en la quinta escena, un relato conmovedor y delirante para sensibilizarnos con aquellas familias que están en el preámbulo mismo de convertirse en “sin techo”. La escenografía es un muro infranqueable de basura detrás del cual esconden los personajes elementos subjetivos de valor, un muro que contrasta con la limpieza impoluta de unas sillas blancas y de una mesa de dialogo donde los personajes a veces tratan de redimirse y otras se regocijan de sus acciones.

La Compañía Cuarta Pared recurre a un teatro de investigación urgente y necesario, partiendo de la búsqueda de nuevas dramaturgias y documentación para componer finalmente este thriller teatral de denuncia. Aunque en “Nada Que Perder” se plantean muchas cuestiones sociales que nos afectan, también hay muchas aspectos que invitan a plantearse una reflexión transformadora, ya que apelan a la capacidad individual y al poder de nuestras decisiones a la hora de procurar el ansiado cambio. Un canto a la vida digna y a la necesidad de cuestionarse los valores dominantes dentro de una sociedad desquiciada.

COMPAÑÍA CUARTA PARED. Dramaturgia: QY Bazo, Juanma Romero y Javier G. Yagüe / Intérpretes: Marina Herranz, Javier Pérez-Acebrón, Guillermo Sanjuán / Escenografía: Silvia de Marta / Iluminación: Alfonso Ramos / Fotografía: Daniel Martínez López / Utilería y vestuario: Cuarta Pared / Realización de escenografía: Richard Vázquez / Producción, distribución y comunicación: Cuarta Pared / Ayudante de dirección: Elvira Sorolla / Dirección: Javier G. Yagüe

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