Marat Sade en el Matadero de Madrid

España, Reseñas

Por Natalia Braceli, PhD Universidad de Granada. | Madrid, 5 Feb 2021

Foto de Jesús Ugalde

Siempre me pregunto por qué la gente va al teatro y no se regala vivirlo como algo sagrado. Es más que un presente encontrarte dentro de “eso” que empieza desde que entras en la sala y que termina cuando tu alma quiera, cuando realmente sientas que ese momento único ocupa ya su lugar en ti. El Teatro, la maravilla del Teatro, el aquí y el ahora, el aprovechar cada segundo al máximo porque va a ser único e irrepetible son características similares o, mejor dicho, necesidades vitales que esta pandemia nos ha vuelto a recordar y a hacer reaprender para sobrevivir. Por eso creo que, ayer, sentada ya en mi butaca 15 minutos antes de empezar la función, en lugar de sentir ese silencio absoluto en busca de la catarsis, el alboroto rondaba a mi alrededor y el público necesitaba sentirse libre antes de quedar atrapado por este Marat – Sade.

Una propuesta arriesgada, atrevida y confusa a veces, llena de información por los cuatro lados de un inmenso escenario. Completamente contemporizada sin olvidar su origen, y llena de belleza, ritmo, plasticidad y buen hacer. Todas ellas marcas inconfundibles de su director, Luis Luque que, una vez más, te escupe la realidad a la cara y te “obliga” a asimilar. La Casa de Salud de Charenton consiguió que viera de frente el ahogo con el que estamos viviendo desde hace ya casi un año; la represión sufrida, el abandono social y la necesidad de no dejarnos vencer. Y he llegado a la conclusión que no hace falta elegir entre individual o colectivo tal y como nos lo plantea esta propuesta escénica, no, porque en todo este tiempo de pandemia lo hemos vivido de las dos formas simultáneamente. Lo peor de todo sería no habernos dado cuenta.

Foto de Jesús Ugalde

La obra va acompañada casi en su totalidad de un espacio sonoro camaleónico. Una banda tocada y cantada en directo por unos artistas que bordan y revolucionan su trabajo. A veces de forma individual y otras colectiva, sí, pero sonando tan bien de ambas maneras y moviendo sus cuerpos con una limpieza y control tales, que me engancharon y sublevaron desde el primer momento. Esta composición musical es original de Luís Miguel Cobo y, para mí, ha sido todo un descubrimiento.

Me fascina la Interpretación, diría que lo que más, y cuando te encuentras con actores que están trabajando sin parar en un espacio vacío que llenan, viviendo cada instante como si fuera el último, con ese brillo en los ojos que te muestra que están alcanzando el que denomino Plano del Superconsciente y que no están pensando en hacer ni en ser porque ya son, ya alcanzaron al personaje y lo sobrepasaron, me siento la persona más afortunada del mundo, porque voy a ser partícipe de un momento mágico. Un regalo por y para el arte, un regalo para todos los públicos que llegará directo a tu centro y te hará salir distinto de como entraste.

Foto de Jesús Ugalde

El trabajo y dedicación de todos los intérpretes de este Marat-Sade sobre las tablas se podría definir con las palabras “compromiso absoluto”. Sin embargo, la que más me maravilló fue la tremenda interpretación de Emilio Buale. Cada vez que entraba en escena, estaba y te envolvía. Cada palabra que decía era acción, dicha desde su ‘por’ y su ‘para’, con las direcciones claras, sabiendo qué tenía que decir a cada uno y por qué. Imágenes brutales que te llegaban gracias a unas visualizaciones tan cristalinas que penetraban directamente en tu imaginario y lo golpeaban. Un trabajo maravilloso lleno de matices, de colores y de amor, mucho amor por esta profesión tan castigada a día de hoy.

Foto de Jesús Ugalde

No quiero desvelar más porque para eso están los teatros, para llenarlos denuevo y disfrutarlos; pero sí que me gustaría despedirme pidiéndoles, por favor, que no dejen de visitar “El Charenton”, que se enfrenten a sus locuras y que escuchen con mucha atención todo lo que les contarán Marat y Sade.

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