MOBY DICK: por allí resoplan las oscuridades

España, Reseñas

Por Enric Piera (Comisión de Artes Escénicas del Consejo de Cultura de Alcoy, Alicante) / 1 de marzo de 2024

La obra Moby Dick que se nos ofrece este marzo en los Teatros del Canal de Madrid consigue la cuadratura del círculo al engancharnos a la historia de Herman Melville, muchas veces contada antes en cine y teatro, en una novedosa versión con títeres, tan inmensa y sugerente como el tamaño de la ballena blanca que cruza mirándonos desde el escenario. Y consigue armonizar la oscura historia escrita allá en 1851 con títeres vivos, actores con alma y profesionalidad, músicos iluminados, imágenes proyectadas y una iluminación plena de sabiduría que nos oculta aquello que debemos imaginar y nos permite ver mares inmensos, plácidas ballenas y fondos marinos llenos de peces de plata, sobrevolado todo por cielos con nieblas, vientos y gaviotas.

Moby Dick es la historia de una plácida ballena blanca y de un capitán sumido en su alma oscura que dirige su barco hacia la destrucción. Esta sencilla historia de un viaje por mar que relata el marinero Ismael, adquiere aquí otra dimensión y nos transporta de forma vertiginosa hacia el interior del alma humana, planteando una reflexión sobre los misterios inexplicables de la vida y la confirmación de la desigual batalla del ser humano contra la naturaleza (una nueva metáfora añadida a la obra), donde vemos humanos sombríos que destruyen la vida para conseguir el aceite de las lámparas con que iluminar sus “civilizadas” ciudades.

La compañía teatral franco-noruega Plexus Polaire, bajo la magnífica dirección artística de Yngvild Aspeli, demuestra claramente que la capacidad de la imaginación para descubrir nuevos y más profundos matices puede ser infinita, si se hace con el rigor creativo y el buen hacer del elenco de esta compañía que ya ha recorrido medio mundo y que, en una única escala previa a su viaje a Seúl y Yakarta, nos visitó por fin en Madrid el 1 de marzo dentro del Festival de Artes Escénicas TEATRALIA que no podía tener una mejor inauguración, ofertando a los jóvenes buen teatro como alternativa a las pantallas.

Quienes entramos al teatro ya sabíamos que íbamos a realizar una travesía subidos al ballenero Pequod por mares de olas arboladas, y también que debíamos dejar en el puerto todas las imágenes de otros capitanes Ahab anteriormente vistos en cine y teatro, como John Barrymore, William Hurt, Gregory Peck, Patrick Stewart, Victorio Gassman, Josep María Pou y tantos otros.

En cuanto dio comienzo la obra y entraron canciones en directo, nos vimos transportados a las sugerentes profundidades de las oscuridades marinas, en donde un grupo de peces iridiscentes nos conducía a las cuadernas de un barco hundido, mientras las palabras del marinero Ismael, interpretado con enjundia y convicción por el actor español Andreu Martínez Costa, nos guiaban a través de la niebla para hacernos entender que hay algo más que ballenas. Al tiempo, nos definía como tres tipos de personas: los vivos, los muertos y los que están en el mar junto a la pregunta de “¿Por qué todos los vivos se empeñan en olvidar a los muertos?”. No sabemos qué habrá despertado esta pregunta a su paso por Chile, o qué diríamos de Gaza o Ucrania… Otra resonancia actual flota en Ahab, enalterable ante lo que le dice su tripulación, aislado en su mundo mucho más allá de la razón, en una realidad paralela en la que sólo existen la venganza y él mismo, consiguiendo que todos le sigan hasta la muerte sin oponerse a sus designios. 

En estos tiempos de tiranos que manipulan la información y el pensamiento de las masas hasta conseguir arrastrar al mundo a guerras autodestructivas de la conciencia, y donde asistimos impotentes y callados a la barbarie y a la incapacidad de las instituciones mundiales ante genocidios, Moby Dick continúa defendiendo las verdades universales y alertando contra la violencia y la venganza. Ver como tiranos enloquecidos arrastran a países enteros a la sinrazón debería ser una alerta para despejar conciencias y actuar para detener tanto crimen contra la humanidad.

Con su montaje, Plexus Polaire, con su investigación de actores y marionetas, junto a su hábil combinación de música, canciones en directo, video e iluminación, con siete actores manejando títeres y objetos a diferentes escalas, consigue crear atmósferas fascinantes que atrapan a los espectadores, atónitos ante el mundo que se despliega en el escenario, con visiones cenitales del barco sobre el mar y miradas desde las profundidades abisales. Impactan las imágenes de los náufragos flotando del final, sumado a la del grumete Pip, que ahogándose abandonado en la inmensidad del océano nos lleva a pensar en tantos intentos de inmigrantes en busca de un sueño. 

Con este montaje, Plexus Polaire nos impulsa al anhelo de convivencia entre diferentes, a convivir sin guerras, a coexistir personas y animales, a respetar los ciclos de la vida. 

Por todo ello: ¡Gracias, Moby Dick!

Moby Dick de Plexus Polaire se representó en Teatros del Canal (Sala Roja) de Madrid el 1 de marzo de 2024.

Ficha técnica.

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