Shock 2 (La tormenta y la guerra)

España, Reseñas

La nueva política es elegir a otros para que tomen decisiones por ti: Shock 2 (La tormenta y la guerra)

Por Diana Eguía (Universidad Católica de Ávila, España) / 22 de mayo de 2021

Fotografía de Laura Ortega, cortesía del Centro Dramático Nacional.

Albert Boronat, Juan Cavestany, Juan Mayorga y Andrés Lima escriben esta obra basada en el libro de cabecera del activismo antiglobalización: La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre (2007). Continuación de Shock 1 (El cóndor y el puma), esta segunda parte nos presenta una secuenciación histórica de la ola conservadora que comienza con Margaret Thatcher y termina con George W. Bush. En el barrio de Lavapiés, sede del Teatro Valle-Inclán, desfilan los dirigentes que han gobernado un mundo en guerra global permanente (Hardt y Negri: 2004) mientras se deleitaban en fiestas ostentosas, porque desde Nixon la arena política se parece demasiado a un videoclip. También, de forma decidida, la obra nos va a interpelar sobre el mundo de hoy, en concreto, sobre la realidad política madrileña. Este poner la lupa en lo que se nos escapa tiene su punto más directo en la recreación de un paseo a caballo en un rancho de Missouri entre Dick Cheney y Donald Rumsfeld, hombres a la sombra de Bush y grandes beneficiarios de la reconstrucción de Irak tras su invasión. En un diálogo clave, Cheney le pregunta a Rumsfeld si conoce el drama de Agamenón, obligado a elegir entre la vida de su hija y el viento que haría mover sus navíos. «¿Qué eligió?”, pregunta Cheney. “Sacrificar a su hija, claro”, contesta Rumsfeld, y añade: “pero, ¿sabes qué, Dick? Lo de Agamenón es vieja política. Nosotros ya no tomamos decisiones, nadie nos pone ante una disyuntiva de estas. Nosotros contratamos a otros para que las tomen en nuestro nombre.»

Coincidiendo con la puesta en escena de la esperada Shock 2, los madrileños fueron llamados a elecciones autonómicas. En concreto, el 4 de mayo. Al día siguiente, el 5, la Comunidad de Madrid abrió una convocatoria de 48 horas para sacar a concurso la gestión privada de los fondos europeos de recuperación de la crisis del coronavirus: 1,5 millones, la mayor partida presupuestaria de la legislatura. Otra manera de entender la misma secuencia de hechos sería la siguiente: el 4 de mayo se eligió al Partido Popular para gobernar Madrid; el 5 de mayo, ese mismo partido convocó concurso público para que gobernaran otros. El espectador de Shock II puede imaginar sin ningún esfuerzo élites coetáneas contratando a terceros (incluidas las cabezas de lista electoral) para que tomen decisiones por ellos. Quién sabe si en este momento Miguel Ángel Rodríguez y Florentino Pérez no están en un jacuzzi de Marina D’Or hablando de Agamenón. Seguramente los podamos ver en un Shock III aprovechando el trauma pandémico para aumentar su patrimonio.

Fotografía de Laura Ortega, cortesía del Centro Dramático Nacional.

La obra comienza con la inocente Dorothy de El mago de Oz dejando sus chapines de rubíes en un escenario a cuatro bandas rodeado de público y pantallas gigantes en constante emisión. Una vez que entras en la sala Valle-Inclán, ya no estás en el Madrid de Isabel Díaz Ayuso, sino el tornado del shock, subido en los zapatos de Dorothy. A diferencia de Shock 1, en esta segunda parte no se ofrece una explicación del libro de Klein, para quien el experimento neoliberal extremo no hubiera podido llevarse a cabo sin la sumisión emocional de la población mundial al terror permanente. En cambio, en Shock 2 lo que vemos es una sucesión de horrores bélicos intercalados con las diversiones, fiestas y momentos de asueto de las élites políticas vinculadas al complejo militar industrial. No por casualidad los años que transcurren desde la Guerra del Líbano (1982) a la Guerra de Irak (2003) coinciden con ese nuevo maridaje entre el cine para adolescentes y la música popular conocido como “estética MTV” (montajes visuales disruptivos). La apuesta teatral al completo se sostiene sobre la crítica a la generación de mandatarios que inventó la necropolítica y que encontró en la forma de videoclip la manera de expresarla visual y conceptualmente.

Fotografía de Laura Ortega, cortesía del Centro Dramático Nacional.

Personajes del pasado reciente convertidos en pop-stars esperpénticos van a desfilar en el huracanado escenario y sus pantallas: los Reagan, los Bush, los Aznar-Botella, Juan Pablo II, Rumsfeld, Linnddie England, Marta Sánchez, José Couso… A la manera del “late night show” el monólogo inicial lo protagoniza Carl Schmitt, ideólogo del fascismo alemán, recuperado por el neoconservadurismo estadounidense para justificar la llamada “Guerra contra el terrorismo” impulsada por la administración Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Para Schmitt, la dialéctica fundamental de la sociedad reside en el eje amigo/enemigo. La forma más eficaz de subjetivarse uno mismo pasa por definir con exactitud a nuestros adversarios. Este ejercicio que nos propone el actor Antonio Durán en la piel de Schmitt casi al comienzo del espectáculo es, en realidad, el mismo que realiza el director con la puesta en escena de este montaje militante. En una ciudad donde los partidos políticos de derecha y ultraderecha ganan las elecciones por mayoría absoluta, Andrés Lima dedica cada función a definir con pelos y señales a quienes nos aplican la doctrina del shock colgando cada día el cartel de aforo completo.

Trailer por Bárbara Sánchez Palomero.

Texto: Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga, (basado en hechos reales y textos de Olga Rodríguez y Alba Sotorra) / Dramaturgia: Albert Boronat y Andrés Lima / Dirección : Andrés Lima / Reparto: Antonio Durán «Morris», Alba Flores, Natalia Hernández, María Morales, Paco Ochoa, Guillermo Toledo y Juan Vinuesa  / Voces en off: Andrés Lima, Alberto San Juan y Olga Rodríguez / Escenografía y vestuario: Beatriz San Juan / Iluminación: Pedro Yagüe / Música y espacio sonoro: Jaume Manresa / Diseño de sonido: Enrique Mingo / Videocreación: Miquel Àngel Raió / Caracterización: Cécile Kretschmar / Ayudante de dirección: Laura Ortega / Ayudante de iluminación: Enrique Chueca / Ayudante de vestuario: Carlota Ricart, Remedios Gómez / Ayudante de videocreación: Arantxa Melero / Realizaciones: Maribel RH S.L. (realización vestuario), Mambo Decorados (realización mobiliario) / Fotografía: Laura Ortega, Bárbara Sánchez Palomero y Luz Soria / Archivo sonoro: Olga Rodríguez, Departamento de Documentación de la Cadena SER © Sociedad Española de Radiodifusión, S.L.U. / Diseño Cartel: Equipo SOPA / Alumnado en prácticas: Olga Abolina, Jorge Mediero y Fran Weber / Coproducción: Centro Dramático Nacional y Check-in Producciones

(Agradecimientos a Franz Biberkoppf por su colaboración en esta reseña).

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