LA FORTALEZA: superar la herencia

Críticas, España, Reseñas

Por Javier Ortiz (Gestor y Productor cultural) / 28 de febrero de 2024 

Lucía Carballal escribe y dirige La Fortaleza, un diálogo contemporáneo sobre El Castillo de Lindabridis, también en cartelera con versión de Ana Zamora (ya reseñado aquí) que lo mejor y lo peor que tiene es ese intento de relacionarse con la obra de Calderón. El texto es interesante, y desde la autoficción trata temas como la validación, el peso del legado, y la necesidad de perdonar a nuestros padres. Por contra, la relación con el original es endeble y se basa en una metáfora traída por los pelos, no en los temas de la obra. La relación que Carballal establece con  Calderón parte de la imagen del castillo volador como representación a la vez de la relación con su padre, arquitecto reconocido que funciona como rey, (también en la lejanía y la distancia) y de un patrimonio artístico, que se supone que hay que preservar y para el que cuenta con tres estupendas actrices: Eva Rufo, Mamen Camacho y Natalia Huarte, que han sido las primeras actrices de sus respectivas generaciones de la Joven de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Así se establece un juego en el que la pieza perdería casi todo su sentido fuera de la sede del Clásico, y a la vez es un comentario sobre una pieza que no revisa, sino con la que supuestamente dialoga usándola para hablar de temas que interesan a la autora pero no son del original, y para de paso preguntarse qué sentido tiene la preservación de un patrimonio cultural al que no se dibuja desde una óptica favorable.

Foto de Sergio Parra

El montaje es de gran belleza plástica. La representación del castillo volador sobre un montón de escombros podría presentarse en cualquier galería de arte contemporáneo y la pieza posee momentos muy bellos, como la manera en que se hace hablar al texto, o la idea de construir una escalera hacia el castillo a partir de los escombros. Las tres actrices cumplen con creces en sus papeles, y al hilo conductor de la relación con un padre ausente cada una añade otro juego metateatral en la manera en que la autora ficciona su relación con los clásicos. En ese relato abundan las dificultades y sacrificios que han tenido que realizar las actrices estudiando estrofas, modificando acentos o renunciando a fiestas y defendiendo con la vida una fortaleza hecha de palabras que el tiempo quiere erosionar. No hay una sola celebración de ese patrimonio como la maravilla que es, ni de que siga funcionando con un público contemporáneo casi sin cambiarle una coma, como demostró el montaje de La discreta enamorada (aquí reseñada), eso sin mencionar la oportunidad que implica ser la primera actriz de una generación de «La Joven» y que durante al menos dos años pases a formar parte de ese privilegiado 7% de la profesión que vive de su trabajo. Quizá la maestría de Carballal reside en que nos hace sobrevolar sobre todo eso sin que nos demos cuenta y centrarnos en lo que quiere que veamos. Pero al teatro del Siglo de Oro, al igual que a la moderna Lindabridis, no le hacen falta salvadores. Si nos olvidamos de la relación con lo clásico, la obra es una pieza que habla con honestidad y acierto de la ausencia del padre y de la necesidad de superar la herencia. Pero si nos olvidamos de lo clásico, a la obra le sobra endogamia y pierde su razón de ser. O al menos, de estar donde está.

La Fortaleza se representa en el Teatro de la Comedia (Sala Tirso de Molina) del 15 de febrero al 3 de marzo de 2024.

EQUIPO ARTÍSTICO . Autoría y dirección: Lucía Carballal / Actrices: Mamen Camacho, Natalia Huarte y Eva Rufo  / Espacio escénico y vestuario: Pablo Chaves Maza (AAPEE) / Diseño de iluminación: Pilar Valdelvira (AAI) / Diseño de sonido: Benigno Moreno / Videoescena Elvira Ruiz Zurita / Ayudante de Dirección: Aitana Sar

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